El rendimiento escolar es también cuestión de salud visual, no depende únicamente de la capacidad intelectual del niño. Las habilidades visuales juegan un papel fundamental en la manera en que los niños aprenden y procesan la información. Entre estas habilidades se incluyen la agudeza visual, la coordinación ojo-mano, la capacidad de seguimiento ocular y la percepción visual.
Es crucial que los padres y educadores estén atentos a estos signos y tomen medidas proactivas para abordar posibles problemas visuales. Una evaluación visual completa, realizada por un optometrista, puede identificar estas deficiencias. Además de la evaluación estándar de la vista, es importante incluir pruebas que evalúen cómo funcionan los ojos juntos y cómo procesan la información visual.
La detección temprana y el tratamiento adecuado de los problemas visuales pueden marcar una gran diferencia en el rendimiento escolar y la confianza del niño. En algunos casos, el uso de gafas o la terapia visual pueden corregir los problemas, permitiendo que el niño alcance su máximo potencial académico.
La colaboración entre padres, educadores y profesionales de la salud visual es esencial para garantizar que todos los niños tengan las mismas oportunidades de éxito en su educación.